Quiero compartir la gran desilusión que tuve con el sitio “Hospital de Porcelanas” (Cr17 70-05) en Bogotá: acudí a este lugar a retocar algunas piezas, me fié del aspecto amable y el tiempo que lleva el aviso en este lugar, esta fue la mala experiencia que tuve y que espero le sirva a otros que quieren buscar un buen sitio para restaurar sus piezas especiales:
Entregué unas porcelanas que solo requerían retoques de color en su mayoría, a pesar de ser algo simple, explique en detalle que quería para así ir confirmando bien como quedarían, hasta hablé directamente con un señor que les ayuda con esto para así tener todo muy claro. A los 15 días cuando debían entregarme estas piezas fui luego de confirmar por teléfono que ya estaban listas, al ir me dijeron que no estaban, que quien me había confirmado eso? Que tienen que esperar a tener varios pedidos para meterlos al tiempo al horno, solo estaba lista una, insistí en que me dejaran ver las otras piezas – me dio susto que se hubieran dañado- sin embargo, la señora que me atendió saco varias excusas y no me las dejó ver; la semana siguiente hable con el dueño, un señor de acento paisa que es “escultor”, me dijo que el arreglaría lo mío y que lo haría rápido, -volví a explicarle los detalles de los arreglos-, luego de unos pocos días fui a recoger las 2 porcelanas y oh sorpresa, la pieza tenia pegotes de algo negro, también como resinas y en una porcelana es grave pues si se tratan de quitar se puede arrancar pintura, tenia partes peladas, a la otra no le retocaron unas rayas con esa pintura de oro, partes sin retocar, con rastros de cera antigua, rellenaron con color algo que no lo tenía –había rogado para que no alteraran el diseño original- en una parte la pintura parecía como derretida, como algo chorreado, unas porcelanas pequeñas las entregaron con pegotes y peladas en la base como si se hubieran arrancado de una base, algo realmente absurdo, les juro que parecía como si le hubieran pasado la pieza y un pincel a un niño, apenas empecé a preguntarle a este señor –muy educada y calmadamente- por esas cositas el señor exclamo que notaba que yo era como quisquillocita, así me dijo! -note que se alteraba con nada- trataba de justificar esas cosas malas –que descaro-: que los pegotes eran parte de la pintura, etc, etc, pero bueno, quedo en que iba a corregir esto él mismo – no el ayudante que tienen- , en fin, yo me fui tranquila, ya había dejado otras cositas y a los pocos días me llamo para que fuera, oh sorpresa de nuevo! No habían hecho nada de lo que él mismo quedo en hacer, de nuevo y educadamente – el señor ya me daba un poquito de susto- le pregunte por esas cositas y de repente empezó a gritar, golpeo un libro varias veces, decía que todo estaba bien –como puede justificar cosas tan evidentemente mal hechas!???-en fin, yo me quede quieta, asombrada pues la conversación iba “bien” es como que el señor se altera sin previo aviso, en fin, yo solamente le dije que le estaba preguntando por cosas muy obvias y que él mismo quedo en corregir, que no debía tomar esa actitud, en fin, yo llore un poco pues me sentía muy frustrada, me pareció absurdo que siendo yo el cliente afectado y que preguntaba educadamente por arreglos que ellos mismos quedaron en hacer, saliera gritada (!!), el tipo al rato como que se sintió mal y me dijo que iban a retocar esas fallas, a los pocos días que volví – 3ra vez- simplemente recogí mis cosas de nuevo sin corregir, solo hicieron dos cositas y la verdad ya uno prefiere irse, con las cosas a medias y habiendo perdido plata.
Creo que el tipo ni ponía cuidado a lo que yo le decía, pues me decía cosas como que una pieza metálica no se podía “brillar-limpiar” pues perdía el toque antiguo y resulta que me la devolvieron brillada (¿?), me dijo que no se podía completar una partecita rota perdida y resulta que si se podía, se contradecía y justificaba bastante, es como si no les importara en lo más mínimo como informan y entregan las cosas, de verdad algo muy poco profesional, creo que una persona sin conocimiento es restauración pero con un poquito de respeto hacia el trabajo que se le encomienda lo hubiera hecho mejor.
Espero que este relato sirva de guía para quienes desean confiar sus piezas especiales en buenas manos.